Artículo de Éowyn, la forera más fiel de La Piedra de Cristal, con quien perdí el contacto desde entonces.
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Creo que es indiscutible que lo que somos guarda una relación muy estrecha con nuestros recuerdos. Una persona que no tiene recuerdos es una persona que no tiene noción alguna acerca de su identidad. Todo cuanto somos, lo que hemos sido y lo que seremos en un futuro está determinado por nuestros recuerdos. Si a una persona amnésica le dices que en su pasado fue un famoso gángster, estoy segura de que se metería tanto en el papel que incluso podría llegar a cambiar su comportamiento. Igualmente, a un antiguo criminal que pierde la memoria le dices que arriesgó su vida por salvar la de los demás y quedará convertido en todo un ejemplo de bondad. Puede que estos ejemplos sean un poco extremos, pero hay en ellos parte de razón. Nuestro pasado lo es todo, es la parte básica de la conformación de la propia identidad. Yo sé quien soy, sé como soy porque tengo recuerdos. Si me quitaran los recuerdos estaría perdida, no tendría ninguna motivación para seguir adelante, no tendría recuerdos de cálidas palabras ni de sonrisas, ni de atenciones pasadas. Sería como nacer de nuevo, con la mente en blanco. Y nacer de nuevo supondría iniciar una nueva vida con todo lo que eso conlleva. Incluso, el cambio de personalidad, condicionado por nuevas variables y nuevas situaciones contextuales nacidas de las páginas en blanco de un libro que ya no tiene sentido porque nadie puede leerlo. Por eso, yo creo que somos nuestra historia. A menudo una persona a fuerza de contar una y otra vez la misma historia acaba creyendo que es verdad, por eso creo firmemente que somos aquello que creemos ser, y conforme a eso nos movemos. A menudo por las circunstancias de la vida no podemos ser lo que nos gustaría, por eso no contamos lo que somos. Somos lo que contamos. La manera de pensar y de ser que tenga cada uno será lo que en última instancia condicione sus propios recuerdos y las imágenes que conserva sobre las distintas situaciones. La imagen que tenemos de nosotros mismos puede distorsionar nuestros propios recuerdos, moldeándolos según nuestra voluntad, según lo que nos desearía contar. Por eso, el modo en que cada persona cuente su historia nos dirá mucho acerca de la personalidad de la misma. Somos lo que creemos ser. ¿Quien puede discutir la verdad innegable de esta cita? ¿Quien puede mirar a los ojos a la Rachel de Blade Runner y decirle que no es quien ella cree ser, que todos sus recuerdos corresponden a imágenes de un pasado que nunca existió, que le fueron robados a otra persona? ¿Como explicarle que está viviendo una vida que no es suya? Creo que no somos realmente conscientes del valor de nuestros recuerdos. Es sólo viendo películas como esa, reparando en el sencillo unicornio de papel que una mano amiga dejó en el suelo para que alguien la encontrara, como nos hacemos a la idea de lo que sucedería si los perdiéramos. ¿Era Rick Deckhard, el papel interpretado por Harrison Ford, quien creía ser? ¿Un agente especial dedicado a la caza y captura de unas criaturas que no eran humanas y sin embargo eran capaces de sentir y de amar mejor que muchos humanos? ¿O era en realidad otra persona con recuerdos robados? ¿Como saber a ciencia cierta si no era uno de aquellos a quienes se le había encargado destruir? Sin esos recuerdos, estaríamos perdidos, como el inolvidable Bastian de "La historia Interminable" atrapado por el poder del Auryn. Los recuerdos configuran nuestra propia identidad, nos proporcionan una base sólida a la que agarrarnos, un suelo firme donde pisar. Cuando ese suelo desaparece caemos al terrorífico vacío de la no existencia, cuando la base se esfuma y no encontramos asidero somos tragados por el vertiginoso vórtice del olvido, de la nada absoluta y nos quedamos completamente solos, perdidos, en medio de una yerma extensión de paraje blanco, sin colores, olores ni texturas. No puedo concebir una desgracia mayor que la pérdida de la propia identidad.
¿Hay alguien que sea tan realista como para contar objetivamente y en cada momento todo cuanto sucedió al más mínimo detalle? Inevitablemente, nuestros recuerdos se ven influidos por nuestra propia subjetividad, que es algo intrínseco al ser humano. No hay recuerdos objetivos. Todo, absolutamente todo se ve transformado en nuestro subconsciente, reinterpretado y de alguna manera transformado antes de ser recuperado nuevamente. Por eso, no podemos simplemente "contar lo que somos". Por eso, "somos lo que contamos", y nadie puede quitarnos eso. Es una de las pocas cosas que aún nos quedan y que nadie puede arrebatarnos: nuestros recuerdos, nuestros sueños, nuestras ilusiones. Es uno de los pocos consuelos que aún le quedan al ser humano.
Publicado originalmente por Éowyn en La Piedra de Cristal
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